miércoles, 25 de mayo de 2016

...Y DIOS SE ACORDÓ DE DAVID MORA



Aquel 20 de Mayo de 2014, en Madrid,  un toro le arrancó la femoral y casi la vida en aquella terrible cornada en la puerta de los chiqueros. Don Máximo le salvó la vida in extremis cuando David se sintió morir por aquel incesante torrente de sangre que escapaba por el boquete.
Volver a torear parecía imposible. Recuperar al hombre había sido un milagro. Pero David no se rindió. No dejó de soñar con volver. Y se volcó en el largo y duro camino de recuperación de aquella pierna destrozada y con los nervios inservibles. Llegó otro milagro pues un dia la pierna empezó a recibir estímulos nerviosos dormidos durante meses. En su largo peregrinar de médicos y operaciones quirúrgicas David  Mora veía la luz. Era posible volver al ruedo. Se volcó en la recuperación y preparación física para poder volver a ponerse delante del toro. Y lo logró. Fue en febrero de 2016 en Vistalegre.
Pero ayer volvía al escenario de la tragedia y de la gloria. La plaza que lo vio triunfar y casi morir. Un reencuentro íntimo con su plaza. Fue recibido con la ovación unánime de admiración a su heroicidad y capacidad de superación.
Y le salió un toro que el destino le había reservado para tan emotivo dia. "Malagueño" de 563 kgs. de la ganadería de Alcurrucen. De preciosas hechuras, baja alzada y armónicas líneas. Serio. Muy en "nuñez".
Lo bordó con el capote en el recibo templado a la verónica pero sobre todo en un ceñido quite por gaoneras de réplica a Roca Rey, en el mismo centro del ruedo y con un viento inoportuno. Se la jugó de verdad y ahí rompió todo. El toro era bravo y codicioso. Se desplazaba con largura y humillación.
Brindis a D.Máximo en la puerta de la enfermería. Su salvador. El Angel de los toreros. Y al primer muletazo o intento cambiado por la espalda fue cogido y milagrosamente no corneado. La caída a plomo y con el cuello ; feísima. Noqueado tras semejante costalada fue reanimado..
Y volvió al toro. Estatuarios verticales y quietos. Y unos remates por bajo, del desprecio y trincheras entremezcladas pusieron los tendidos hirviendo. El toro rompió a embestir largo y franco.

Se desplazaba haciendo el avión y se abría con una calidad extraordinaria. Las series diestras fueron ligadas, de mano baja y templado trazo. El toro se toreaba solo. Parecia un robot. Un auténtico carretón. Y David acompañaba las embestidas con desmayo y clasicismo.


Gusto y elegancia. Con la zurda bajó un poco el alto nivel pero brotaron naturales sueltos de categoría entre otros mas desacompasados. No era ni el dia ni el momento para echar la lupa.
David estaba disfrutando con las enclasadas y la interminable entrega del toro de los hermanos Lozano. Relajado, desmayado y acompañando con la cintura. El toro le pidió la muerte tras una serie final con la izquierda que bajó el diapasón. Se volcó sobre el toro con rectitud y furia. Perdió la muleta pero colocó un estoconazo que reventó al toro y lo tiró patas arriba en segundos.


La apoteosis. Dos orejas del tirón y pañuelo azul. Vuelta al ruedo a un toro de bandera. Y puerta grande de ley. David lloró para adentro y para afuera pero como lloran los toreros y los hombres. Sin gestos ni aspavientos. Y miró al cielo aliviado. En una mirada de agradecieminto, desde el alma y el dolor padecido daba gracias a Dios por el premio que el cielo le envió. Madrid rendido a un torero que venia de la muerte. Verdadera emotividad. Vuelta al ruedo de clamor y alegría colectiva. Nadie protestó nada. No era el día de mirar la colocación o el pico ni la perfección de los muletazos. Era el momento de celebrar la vuelta del héroe tras el calvario y la zozobra.
Ayer 24 de Mayo de 2016 era el dia para disfrutar del triunfo de David Mora. El triunfo de la vida. Una fecha para mitigar padecimientos pasados y para sentir la grandeza de ser torero.
Emotiva e inolvidable tarde de David Mora. La tarde en la que DIOS se acordó de él y le envió a "Malagueño"
 
 

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