jueves, 23 de marzo de 2017

MARCO PEREZ ; EL NUEVO MOZART DEL TOREO.



Mozart componía sinfonías con apenas ocho años. Nació con la música en la cabeza. Los niños prodigio tienen un don especial para desarrollar habilidades y aptitudes en diversas facetas artísticas. Nacen, no se hacen.
Asistimos estupefactos a la aparición de un nuevo prodigio en el toreo. Se llama Marco Pérez y es de Salamanca. Cuenta con solo 9 añitos de edad y ya torea como una gran figura veterana. Hijo de un novillero sin fortuna se prendió del toreo en unos carnavales de Ciudad Rodrigo.
La Escuela de Salamanca conduce su incipiente carrera bajo la dirección de José Ignacio Sánchez. Desde los siete años figura entre los alumnos que sueñan con ser toreros de Salamanca.
Su irrupción deslumbrante se produjo en la Glorieta en las clases practicas que se celebran cara al público en la feria de Septiembre. Salió un mico, vestido de corto de forma impecable y se puso a torear a un becerrito pegajoso y alocado como si fuera matador consagrado.
Un desparpajo y unos andares de lo mas toreros. Una forma de interpretar el toreo , bajando la mano, enroscándose las embestidas del animalito con una gracia y una elegancia sorprendentes.
La colocación perfecta, la forma de perder pasos y ligar los pases y los remates diferentes siempre.
La boca abierta del público sin acertar a entender tanta sapiencia en un hombrecito tan pequeño.
Pues estaban ante un torero. Alguien quien ha nacido torero.

 
La inteligencia le acompaña como virtud indiscutible para llegar a ser grande. Y el valor también. Y la raza para exprimir cada embestida en cada oportunidad que su maestro le saca a torear en el campo. Se queda quieto para torear bien y pasarse las embestidas ceñidas. Y le gusta vaciar detrás de su minúscula cadera que cimbrea como un bailarín.
Pero además torea con gusto desmayando su figura abandonándose con un sentimiento inusitado y toreando de verdad. Los pases de pecho de casi 180 grados sacándose al animal por la hombrera contraria son de cartel.
Sencillamente un niño prodigio. Tiene el toreo en la cabeza y conoce todas las suertes. Muestra una variedad de pases y quites deslumbrante. Es mejor verle para creer.
Aun es un niño pero parece un hombre cuando torea. Ya quisieran torear asi muchos del escalafón de matadores.
La vida es caprichosa y aun está por llegar la adolescencia, las dudas, los buitres que pululan por el mundillo y tal vez no se logre..pero los mimbres son de los mejores que hemos visto en décadas.
Ilusiona saber que ahí hay un torero grande en ciernes. Una figura que Salamanca anhela desde aquel triunvirato de figuras; Viti, Capea y Robles.
Las virtudes que acompañan a este jovencito no pueden quedarse en el camino. Me temo que Marco Pérez va a dar que hablar en el mundo del toro en las próximas décadas. Allá por los 90 vimos a un tal El Juli que apuntaba con la misma edad las mismas cosas y el mismo prodigio o parecido. Y llegó a ser un figurón indiscutible del toreo. Había nacido figura y lo es a carta cabal. No quedaba otra. Tal vez la historia se repita. Ojalá lo veamos. Suerte chavalín, que ya eres torero!
 


 
 

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