martes, 25 de abril de 2017

EN LA MUERTE DE UN COLOSO; PALOMO LINARES.



Se ha ido un grande del toreo; Palomo Linares. Su muerte conmueve por el vacio que va quedando de toreros grandiosos que dieron tardes de gloria a esta nuestra querida fiesta. Puerta, Paquirri, Manzanares...

Palomo fue una de las grandes figuras de los años 60 y 70. Salido del hambre y la miseria de una familia humilde como tantas de aquellos años 50. De maletilla pobre a figura grande. El camino no fue facil y desde aquellas becerradas de la oportunidad que se organizaban en los años 60 en Carabanchel mostró unas condiciones muy serias para ser gente en esto. Los hermanos Lozano como buenos aficionados y taurinos espabilados le echaron el guante pronto y le llevaron hasta su retirada en la década de los 90.

El torero de Linares fue siempre un torero de raza, de pura casta. Nunca se dejó ganar por nadie en el ruedo. No tenia amigos y mordia cada tarde arrimandose al máximo. Ni abrazos ni alegrias por los compañeros que triunfaban. A destrozarlos en el ruedo. Ese era su lema.

Temperamento y personalidad a raudales. Un valor a prueba de bombas y un toreo poderoso de pocas filigranas pero lleno de poderio. Gustaba de templar y llevar a los toros mas atrás de la cadera por lo que le decian que se retorcia mucho, a lo que contestaba que los llevaba toreados mas atrás que nadie. Su capote vistoso no perdonaba jamás un quite ni en su toro ni en su turno con el toro de otro. Una espada segura que no marraba los toros que cuajaba. Y un ansia por sacarle todo lo que tuviera un toro dentro fuera bueno, malo o regular. Ese fue Palomo Linares.
 

 
Se interpretó a si mismo en varias peliculas para el recuerdo sobre su vida torera. Fue ganadero de los antiguos gracilianos que compró junto con la mítica finca “El Palomar“ junto a la vega del Tajo en las cercanias de Aranjuez.

Los hermanos Lozano lo adoptaron como a uno mas de la familia y le compraron los toros cuando los problemas economicos de una vida frenética llegaron. Siguió viviendo en su finca hasta sus ultimos dias. Alli refugiado en su otra gran pasión; la pintura. Pintó desde joven y actualmente era un reconocido artista del arte abstracto con renombre y siendo capaz de exponer sus obras en galerias de prestigio a nivel internacional. También como pintor llegó a cotizar y a codearse con los mejores.
 


El viejo maestro solia decir que la fiesta habia cambiado mucho. Y que habia que cuidarla para recuperar la fuerza que tuvo cuando el empezaba con su atillo de malletilla y el flequillo despeinado. El se habia tomado muy en serio su profesión e hizo gala de ello. Y siempre vestido de plata salvo en su última y fugaz temporada de 1995 en la que se hizo un grana y oro.

Palomo Linares habia marcado un tiempo en el toreo de su época. Compitiendo con torerazos con El Cordobés, Camino, Ordoñez, El Viti, Paquirri en un momento irrepetible en la historia, Sebastián se batió el cobre con todos y contra todos. Se ubicó en lo alto y pagó con numerosas cornadas y percances su precio por la gloria. El no dejarse ganar la pelea y el sentido de la responsabilidad tan grande que tenía no le permitian salir al ruedo a ver pasar la tarde. Por eso fue un figurón. Y como anecdota recordar que cortó el último rabo concedido en Las Ventas en mayo de 1972, 36 años depués del último logrado. La tarde anterior en la misma plaza salió silbado y vapuleado por la parte de la prensa que le quiso enterrar. Un hito. Acabar con Palomo no era tan facil...
 
22-05-1972. Las Ventas.

 
Echaremos de menos sus apariciones públicas y sus palabras sabias cuando hablaba de toros.

Descanse en paz, maestro.

 

 

 

 

 

martes, 11 de abril de 2017

FANDIÑO CRUCIFICADO EN DOMINGO DE RAMOS.



Crucifícale! Crucifícale! Como con el mismísimo Dios en la tierra, hicieron hace casi dos mil años aquellos fariseos que le habían aclamado como REY unas horas antes, así hicieron el Domingo de Ramos, el público de Madrid con Iván Fandiño.
Un torero que se encumbró en Madrid a base de entrega, valor y fuerza de voluntad. No era un torero de finuras ni filigranas pero si de los que no se dejan nada en el hotel. Paso a paso salió de las capeas de los pueblos y plazas portátiles hasta llegar a las ferias donde llegó a codearse con figuras. Sin regalos ni ayudas. A sangre y fuego.



Particularmente en Madrid hay tardes para recordar. Una corrida de Gavira en otoño de 2011 donde se jugó la vida. Triunfos con toros de Cuadri, Adolfo, Parladé, Valdefresno en tardes de buen toreo y también de sangre, como la que regó el ruedo después de luchar contra un encastado toro de Parladé que le atravesó el muslo. Consiguió su puerta grande tan rozada, tan perseguida, en 2013.
Madrid estaba con él y él con Madrid, la plaza que le lanzó. Su órdago del 2015 llegó en domingo de Ramos. Llenó la plaza hasta la bandera en pleno marzo. El reclamo era ver al gladiador frente a seis toros de ganaderías duras. El petardo fue tan gordo que casi acaba con su carrera. Fandiño se dio de bruces con una pared y despertó del sueño de querer ser figura con una tarde funesta, casi mortal.
A partir de ahí el torero comenzó un calvario. Deprimido y tremendamente afectado, arrastró una temporada dura de dudas y desaciertos.



Su caché se desmoronó y su sitio en las ferias con los grandes se esfumaron en poco tiempo. Vuelta a las plazas de tercera, a los pueblos del toro grande y el billete pequeño. Viaje al infierno. Y ahí está Iván ahora. Mascullando su caída y aquella tarde de Madrid donde defraudó a todos.
Este año , otra vez apostó por un gesto matando una de Victorino en Madrid, en Ramos. Su lote no fue bueno ni dio opciones de nada. Un mostrenco de 630 kgs. y sin cuello no era precisamente lo que esperaba. Y otro mentiroso y de corto viaje que no tuvo nada mas que ocho o diez arrancadas decentes. Esta vez el petardo fue de Victorino Martín.

 
Fandiño no podía salir de su via crucis con este lote. Pues después de intentarlo y quedarse bien colocado y tragar las primeras arrancadas de su primer toro escuchó silbiditos y tibias palmas de un público que ya no le espera. El segundo se frenó a la segunda serie y Fandiño viendo la gelidez hostil del respetable abrevió. Cara de circunstancias en su semblante. Resignado con su destino con esta fecha en Madrid. Fue pitado con fuerza cuando cabizbajo abandonó el ruedo que tantas tardes le vio triunfar y lo aclamó sin reservas. Los que le aclamaban hace poco ahora lo desprecian sin piedad y con crueldad.
Cierto es que FANDIÑO no está recuperado de su bache profundo. Ya el año pasado dejó patente una mejoría en el ánimo y en el temple que atesoraba. Un toro en Bilbao al que toreó de forma superior fue la muestra. Pero aún anda atacado, eléctrico y ansioso delante del toro. Su cabeza es una olla a presión. Está espesa y su toreo también.  Duro trance para un torero que ha pagado una mala tarde al precio mas alto. Duro castigo en especial el que le ha recetado su plaza de Madrid. Una plaza a la que tanto ha dado y que ahora le ha crucificado aun sin tener toros para triunfar.
El hombre es así. La plaza de Madrid crea ídolos para después machacarlos. No es el primero ni será el último. Y Fandiño sigue convaleciente aunque puede recuperarse y volver a brillar como ha demostrado muchas tardes. Que no desepere y no pierda la fé. Al "dios indio" César Rincón le despidieron como a un vulgar novillero fracasado en su última tarde en Madrid. Sin una ovación y sin un mínimo de decencia ni de sensiblidad, después de la gloria que había dado ese torerazo a la plaza que le catapultó a la historia del toreo..