sábado, 29 de julio de 2017

FORTES BAILANDO CON LA MUERTE.



Saúl Jiménez Fortes  ahora Fortes en los carteles ,vuelve a ser noticia de nuevo por una cornada. Esta vez en Santander. Ayer cazado contra las tablas en una fea cogida que pudo tener horribles consecuencias. Afortunadamente sin excesiva gravedad y un pronóstico reservado.
Pero llueve sobre mojado. Este torero salvó la vida con dos cornadas terribles en 2015 , ambas en el cuello. Una en Madrid en Mayo y otra en Agosto en Vitigudino. Pudo morir en ambas. La segunda fue terrorífica y muy grave pero salió adelante.
Su espigado cuerpo soporta muchas cornadas ya. Demasiadas. Y la gloria no llega. Es extraño que en cada actuación suya no vuele por los aires o acabe en el suelo a merced de los pitones. Y es que el toreo es para listos.
Saúl sigue empeñado en llegar a figura o a estar en las ferias. Se ha levantado de tabacazos tremendos y se sigue poniendo de verdad y con una quietud escalofriante delante de los toros. Pero torear es algo más. Su técnica no es la más depurada y por eso le sorprenden tanto los animales. Empeñado en no moverse pierde la vertical para acabar pisoteado con demasiada frecuencia. No sé quien le asesora artísticamente o técnicamente pero parece que la reflexión y el sentido común van por caminos opuestos a la carrera de este malagueño.
Realmente es heroico lo que ha conseguido después de tanto dolor y tanto flirteo con la muerte. Pero a bruto siempre gana un toro. Y además el sistema imperante tampoco está premiando sus ímprobos esfuerzos en la plaza y su inmolación diaria.
Es como para pensárselo creo yo. Tantas heridas para tan poca recompensa invitan al análisis detenido de qué está pasando con Fortes.
No está tocado por la varita del arte pero torea con temple. Su movilidad de piernas no le ayudan demasiado y a veces se le nota torpón en los movimientos lo que le merma en la huida de ahí que sea cazado en demasía.

 
Quedan unos días para una encerrona en su plaza de Málaga con seis toros. Demasiado miedo inspira ver a Fortes con seis para el. Dios quiera que triunfe y no resulte cogido. La necesidad por el éxito le tiene obsesionado y nadie le consigue apartar de esa meta. Miedo me da. Ya hemos tenido demasiadas tragedias en los últimos tiempos. Y él también. En este caso el secreto no es insistir. Tal vez sea mejor parar, reflexionar o dejarlo.
La entrega de Fortes a la profesión ha sido muy superior a lo que el toreo le ha dado. Mucha sangre derramada y poca gloria. Mas trabajo ha dado él a los cirujanos y más tila ha vendido en los tendidos que reconocimiento o caché ha recibido.



En Madrid en San Isidro heló tanto el animo del público que apenas aplaudieron un comienzo de faena de infarto y de rodillas en el mismo centro del ruedo. Su paso por Madrid fue heroico y admirable pero no le hicieron ni caso.
Imagino esa cabeza como una olla a presión y esa cara de ausencia en los patios de cuadrillas con la mirada perdida en la incertidumbre delatan la necesidad de salír a morir cada tarde.
Ser torero no solo se consigue a base de cojones. A Fortes le sobran para dar y repartir. Tal vez necesite aprender el oficio y convencerse que el toreo no es un suicidio.
El futuro nos desvelará el resultado. Solo deseo lo mejor para este aguerrido y heroico matador. Y que Dios no permita que entre en la historia del toreo en una caja de pino. Ya se ha inmolado suficientes veces y ha jugado muchas veces con la muerte.
El toreo es muy serio y aquí se puede morir en un segundo.





martes, 18 de julio de 2017

CUALQUIER TIEMPO PASADO FUE MEJOR.


 
Recuerdo imágenes de los entierros de Paquirri, Yiyo o Antonio Bienvenida. Toreros caidos en el ejercicio de la tauromaquia. Caidos como héroes. Y el pueblo llano honrando su entrega de muerte en manisfestaciones multitudinarias, sentidas, de duelo.

Aquel entierro del Yiyo con una plaza repleta de aficionados llorando a la joven figura con el corazón recién partido. Una manifestación espontánea de dolor, admiración y sentimiento. No han pasado más que 30 años de aquella muerte y hoy dia la realidad es deprimente.

Ayer se celebraba un funeral en el ruedo de las Ventas por el matador Iván Fandiño, fallecido hace un mes por una cornada en Francia. En su plaza. En el ruedo donde tantas y tantas tardes se jugó la vida sin trampas. En la plaza donde se anunció en la mayor gesta en décadas matando seis toros de ganaderías duras. En la plaza donde regó con su sangre el ruedo. En la catedral del toreo donde consiguió con todo merecimiento ser figura del toreo.
 

Daba pena ver a unos pocos cientos de personas, casi todos profesionales, ganaderos, matadores y gentes del toro. Y un puñado de aficionados. Graderios vacios. Ruedo semi desierto. Ni su apoderado del alma apareció.

No vinieron los feriantes del gyn tonic. Ni los del clavel. Ni los que abarrotan burladeros en la feria y estiran el cuello para salir en las fotos. No habia prensa salvo excepciones.

No interesa. Un torero hoy en dia es un mindundi o un asesino para muchos. Solo cuatro creemos que son héroes y seres especiales.

En la era de la red social y la comunicación donde la información vuela como un rayo no acuden ni mil personas a honrar al héroe caido. Y se sabia que se iba a hacer un homenaje a Fandiño. Revelador y aplastante. Como ver en una novillada nocturna de verano en Las Ventas el pasado sábado , apenas tres mil almas.
 
 

Esa es la realidad actual del toreo. Muchos taurinos tienen la culpa. El fraude, los estacazos a la cartera del pagano o las tretas que se practican en contra de la integridad del espéctaculo han echado a muchos. Los políticos que llevan décadas dinamitando todo lo que huela a taurino o mirando para otro lado para no significarse. Los medios de comunicación que vomitan odio constante a la fiesta. Publicando basura amarillista sobre la muerte de Fandiño o buscando al ganadero propietario del toro causante de la tragedia para hacer carnaza y alimentar el morbo mas infame. Y la corriente animalista imperante ha infectado hasta el tuétano a esta sociedad indolente y sin norte.

El resultado es lo que vimos ayer. Si hubiera muerto un futbolista o un famosillo de la tele nos habrían bombardeado con difusión y la masa se hubiera movilizado.

Los toros han perdido terreno. Mucho. Por los de dentro y los enemigos numerosos de fuera.

En aquel Agosto de 1985 las cosas eran de otra manera. Ha pasado el tiempo y es innegable que esto se acaba.

Los toros y las misas cada vez están peor vistas. El declive moral y social ha colonizado cada espacio vital de esta desdichada España aniquilando muchos de los valores que la hicieron grande.

Y entre esos grandes están los toreros. Esos a los que ahora cuando salen a hombros tienen que soportar collejas, zarandeos y arranacamiento de ropajes. Esos hombres que ofrecen su vida a cambio de arte y emoción. Deberían ser tratados como Heroes y son en realidad los villanos para muchos. Se ha perdido grandeza, justicia y reconocimiento.

Síntomas que auguran un futuro negro o cuando menos incierto.

Iván Fandiño está en la gloria eterna de la Historia del Toreo. Se lo ha ganado. Eso nadie se lo quitará aunque muchos no hayan sido capaces de tributarle un pequeño homenaje de respeto ayer en “su plaza”. Qué poca memoria y qué poca decencia queda ….