jueves, 7 de diciembre de 2017

BARCIAL; SUPERVIVENCIA EN BLANCO Y NEGRO.





Recorrer la finca " La Matilla" es un ejercicio de nostalgia y añoranza de un tiempo pasado en la historia del campo charro.
BARCIAL , otrora ganadería de postín, presente en las primeras ferias es hoy un vestigio pseudofosil de un encaste en vías de extinción; el de Vega Villar.
En 1910 un excéntrico señor llamado José Vega creó un encaste inverosímil cruzando sangre de Veragua y de Santa Coloma. De ahí salieron unos animales inconfundibles con pintas y capas únicas. Los famosos patasblancas. Luceros, calceteros, facados, bragados, luceros, caretos, berrendos y entrepelaos. Un toro serio, ancho, de cabezas descomunales, bajos. Comportamiento encastado y bravo. Una bravura encendida que les dio fama y temor por igual.


La familia Sánchez Cobaleda se hizo con una gran parte del hato inicial allá por 1928. Desde entonces la crianza de los guapos toros ha ido pasando de generación en generación dentro de la misma familia. Desde 1950 en manos de Arturo Cobaleda.

Los viejos encinares de "La Matilla" esconden el manantial único de una sangre brava apartada y olvidada. Un esquilmado número de vacas madres; reducido por perversos saneamientos. En la finca "Barcial" son los machos los habitantes de la dehesa.
 Lejos quedan los años 40,50 y 60 donde los barciales eran lidiados por las primeras figuras de aquellas épocas y en las plazas de primera. Tardes triunfales en blanco y negro en todas las plazas, como aquella de Plasencia de 1943, en la que se cortaron los máximos trofeos posibles ( patas incluidas) en la primera gran corrida del siglo y con Manolete en el cartel.

Madrid fue siempre una de las plazas talismán de este hierro donde se consagró durante decenas de sanisidros. Francia y su torismo militante también ha apostado por esta ganadería y ha sido la tabla de salvación en las últimas décadas.
La plaza de tientas, cuadrada, añeja, castellana, recia es seguramente la de más sabor del campo charro. Entre sus muros se han tentado cientos de vacas con edad y trapío de toro por los mejores toreros. Siempre con la idea de la casta por bandera. La exigente prueba del caballo y la humillación encendida en la muleta. Una idea perdurante en la casa. El toro y solo el toro. Criar animales para dar emoción. Lejos de gustar a los toreros Barcial siempre apostó por el espectáculo frente a modas y momentos.
Una finca clavada en el tiempo. Sin lujos ni modernidad pero con el encanto recio y el sabor añejo imperturbables. Ni fundas ni correderos. Dehesa a palo seco.



Hoy en día nadie los quiere. Ni toreros ni empresarios. El ostracismo de un encaste al borde de la puntilla.
Jesús Cobaleda González Zapatero, hijo del viejo Arturo se resiste a morir. Heredero de un tesoro amenazado lucha por sobrevivir a pelo contra todo y contra todos en un mundo taurino cada vez más alejado del TORO. Joven que alterna su pasión artista escultórica con la defensa de sus toros de "casta vieja".
Una pena. Una nostalgia profunda invade al aficionado al contemplar esos becerros guapos blancos y a sus madres; "galanas", unas tías con toda la barba. Las frías mañanas del invierno tapizan de cencellada los quemados campos salmantinos de La Matilla. Recias encinas y cercados acojen el reducido rebaño diezmado por el tiempo y el olvido.  Permanecen silentes guardando historias de toros bravos que pastaron salvajes durante casi un siglo.



La supervivencia de Barcial es heroica. El sacrificio de sus dueños es admirable. Sin clientes y sin valedores aguanta estoico solo por orgullo, afición e hidalguía castellana. Por amor a un encaste. La ruina por el toro. Todo por un sueño.
Aunque ya no lo sepan muchos, Barcial existe. Hay patasblancas en Salamanca. Otra especie claramente amenazada que se resiste a morir con la boca cerrada y en pie como los bravos. Ya hemos perdido demasiado manantial de sangre brava, han desaparecido encastes históricos ante la indiferencia del sector y la complicidad de una administración inmisericorde e intervencionista y antitaurina.
La lucha de Barcial continua pese al triunfalismo de la fiesta moderna poseída por el encaste Domecq y el toro para el torero.. pese a la desbandada de históricos ganaderos de Salamanca hacia el encaste jerezano .. Aquí  el TORO es para el aficionado... y ya no quedan apenas.


Jesús Cobaleda y el matador Alberto Durán.





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